Previo al inicio de “la batalla”, los servicios de intendencia acopiaron, según la organización, 130.000 proyectiles de calibre “clavelum”, a los que se les había cortado el tallo, para evitar hacer daño al ser lanzados, así como que los asistentes se los quedaran y no los devolvieran. Cuando al llegar al final de la avenida, las carrozas giraron para ponerse en formación de ataque, la batalla se desencadenó a tres bandas; los que iban sentados a la izquierda, “disparaban” contra la tribuna y público; los que iban en el lado derecho, lo hacían contra los de las otras carrozas, con lo que algunos miembros de la “infantería”, sufrieron los efectos del fuego cruzado. Al final, en el parte de guerra, algún ojo amoratado por el rabillo de un clavel, y un montón de turistas boquiabiertos a los que habrá de tratarse de “schock” emocional. Nada de consideración.
Con esta cabalgata, se abre la gran “remojá” festiva de nuestra ciudad. “Mayo, mayo, mayo, bienvenido seas…”, dice el mayo (canción) popular.