Con muchas niñas en categorías inferiores y sin la posibilidad de progresar pasados los 17 años, todo el trabajo anterior realizado con la base corría el riesgo de desaparecer también, de ahí que un grupo de entusiastas jugadoras cordobesas comandadas por la que fuera capitana de Adecor, Elena Domínguez, se decidiera a, en colaboración con la Fundación Guadalquivir Futuro, crear un nuevo club.
Así lo confiesa la propia Domínguez, que a la vez que capitana del primer equipo ejerce como vicepresidenta del club. Según dice “ya veníamos trabajando con las niñas de las escuelas deportivas desde antes. El problema es que todo ese trabajo de aprendizaje de las escuelas no tenía ningún sitio donde expresarse después en forma de club en el que poder crecer deportivamente y practicar un deporte que ha tenido mucho arraigo en Córdoba en los últimos años. No tenía sentido trabajar con las niñas hasta juveniles y después decirles que se había acabado, que no podían jugar en ningún sitio, porque no había ningún club federado, así que nos decidimos a crear este”.
El Fundación Guadalquivir Futuro es, por tanto la consecuencia lógica del crecimiento de esas niñas, una vez terminada la etapa juvenil y un renacer del voleibol que pretende caminar despacio y con buena letra, echando la vista atrás, para no caer en los mismos errores, pero sobre todo, con la ilusión de volver a instalar en Córdoba un deporte que nunca debió perderse.
Así lo considera el presidente de la entidad, José Antonio González Adame, quien insiste en recordar el carácter social de la Fundación y su trabajo en el Distrito Sur. “Este club nace como un proyecto sociodeportivo dirigido a las niños y niñas del barrio, no sólo para que practiquen deporte y aprendan a jugar a voleibol, sino también como proyecto social para la zona”.
Y el proyecto marcha viento en popa. Este año, el club contará con 80 jugadores entre las categorías masculina y femenina de infantil, cadete, juvenil y senior, equipo este último federado en Primera Andaluza y que va segundo en la clasificación con un balance de cinco victorias y una sola derrota. “El equipo senior se ha conformado con las niñas que llegaban de juveniles del año pasado y con la experiencia y ayuda de algunas veteranas de Córdoba como yo misma, Rocío Gutiérrez o Inma Morales, que seguíamos teniendo el gusanillo de la competición y que queríamos seguir jugando”, dice Elena Domínguez.
El presupuesto para esta temporada es minúsculo, casi ridículo: 4.000 euros aportados por Isonda, la empresa de uno de los verdaderos mecenas del voleibol cordobés, Rafa Vargas (que además forma parte de la directiva del club) y la constructora Bygascom 2006, además del apoyo del Instituto Municipal de Deportes. Una cantidad que se destinará al pago de derechos de inscripción, material, desplazamientos y pago de arbitrajes, “porque aquí nadie cobra”, dice el presidente. Y así va a seguir siendo. “Tenemos los pies en el suelo. Sabemos lo que pasa cuando los clubes comienzan a crecer, a traer jugadoras de fuera y a hincharse artificialmente”, recuerda. Una cuestión en la que insiste la propia Domínguez quien corrobora que “vamos a ir paso a paso, sin meternos en líos de dinero y que venga lo que tenga que venir pero como logros deportivos. No vamos a funcionar a base de talonario, porque no es la filosofía de este club y porque no se puede”.
Tienen tan claro el camino a seguir que el entrenador de la primera plantilla, Germán Quintero, es conciso al afirmar que “no tenemos más metas deportivas que las que se marquen las propias jugadoras. Somos un equipo que lo único que quiere es jugar con humildad, cogiendo la máxima experiencia posible, trabajando a tope, pasándolo bien y disfrutando del voley.
Son los cimientos de una entidad que promete dar mucho que hablar si le acompaña la suerte, no sólo en lo deportivo, sino también en lo estructural. Un club que recibe todo el apoyo de la Federación Andaluza, como lo refrenda la delegada en Córdoba, Flora Nadales, quien explica que “ha sido muy importante que un club haya sabido recoger las expectativas de muchas jugadoras juveniles que, llegadas a esa edad, se veían obligadas a abandonar el voleibol, así que no podemos hacer otra cosa que prestarles nuestro máximo apoyo y desearles la mejor de las suertes en el futuro”.
la punta de lanza
El voleibol cordobés está representado internacionalmente con dos nombres propios. Por un lado, Fran Ruiz, que juega la Superliga con el Unicaja de Almería, y que forma parte de la selección española juvenil. Su futuro es tan prometedor, que el receptor cordobés se hizo acreedor del trofeo al Mejor jugador del Torneo Internacional de Guadalajara disputado las pasadas Navidades. En la femenina debutó la también cordobesa Ana Vallejo, que todavía en edad cadete, ya se postula como una de las futuras estrellas del voleibol nacional.