La excusa oficial es que no hay niños y que los que hay se tienen que ir a jugar a la Salle; pero los que estamos en este mundo sabemos que todo es debido a la falta de interés, tanto de la dirección del colegio como del profesorado, sin dejarnos atrás a la Asociación de Padres que tanto han colaborado en el pasado.
De un plumazo se han cargado treinta años de balonmano en el colegio y el esfuerzo de un hombre -Rafael Villalba (q.e.p.d.)- que lo llevó a altas cotas, y que parece que ya ha sido olvidado. Las tradiciones son para conservarlas y en el Colegio el balonmano era una tradición. El balonmano cordobés, lo siente profundamente.