Política con la que no terminaba de estar deacuerdo el propio delegado de Cultura, Dionisio Ortiz. “La radiografía que hago del tejido cultural de aquellos días es que era bastante pedigüeño y yo por aquella época no era partidario de excesivas ayudas. Un creador no puede estar pendiente de si le van a dar tal subvención o tal otra, aunque esto me granjeó algunos enfrentamientos”.
Así Dionisio Ortiz empezó a seleccionar qué proyectos o iniciativas eran convenientes subvencionar por parte del área intentando revisar y racionalizar todo lo que había, cuestión que no fue evidentemente muy popular entre el sector.